Los cayetanos y la Cayetana

Han sucedido tantas cosas en tan poco tiempo...Es como si nos hubieran metido a todos en un molinillo y hubiéramos salido hechos polvo. Dicen que el ser humano se aleja del resto de la naturaleza por su exceso de pensamientos. Perdido muchas veces en laberintos mentales, elige sus particulares espejismos y se atrinchera; sus colores pierden matices y se focaliza, apunta su munición contra quien identifica como sus enemigos. Se deja manipular por los torturadores de la verdad, llena su cargador de razones, sale al balcón y hace ruido con sus cacerolas. 

Siempre he considerado superfluas a las personas que te regalan problemas añadidos, pero ahí están molestos como las moscas, infectos como los virus. Si vienen tiempos complejos, nunca faltan para complicarlos mucho más la vida como si su condenada ira fuera merecedora de algún premio. Fueron condenados por corrupción y ahora se empeñan en ser condenadamente corruptos con su rastrera moralidad. Robaron dinero público y ahora quieren seguir robando la bandera, la libertad, los balcones, la calle, la democracia y el gobierno. Lo mismo les da jugar con la vida que con los muertos, rebuscan en los basureros del odio, su atildada barbarie no conoce límites. 

No nos basta con el miedo, la precaución, las mascarillas, con nuestro incierto futuro, los enfermos y las cenizas que no hemos lanzado al viento, no nos basta con los cuerpos que no hemos enterrado. Tenemos además que soportar la indecencia de los cayetanos y de la innoble Cayetana. 

Mantengamos la calma, atesoremos nuestra razón, no nos dejemos llevar por sus insensateces, guardemos bajo llave las urnas y no permitamos que nos sigan robando. Que no nos roben también la paz quienes pasarán a la historia como los aliados del virus y de toda su descendencia. 

elObservadorDCLM