03.10.2015

Filosofía "REM": Reinterpretando El Mundo

Por Elena Galván Barrilero

Ya que el enfoque de este artículo estará dirigido a la filosofía, hagamos uso de uno de los métodos más importantes dentro de este saber, la interrogación. Preguntémonos entonces acerca de una cuestión de gran importancia y que sin embargo pocas veces nos planteamos: ¿Para qué sirve la escuela? Sin duda una de las respuestas más comunes será que sirve para aprender pero ¿qué es aprender? Según la RAE, aprender es adquirir conocimientos y para ello se necesita no sólo una información sino un mecanismo para decodificarla. Si no, la información no podría adquirir ningún sentido.

Imaginemos, por ejemplo, un disco que contiene una canción. Suponemos que la información está dentro de él pero nos hace falta, además del CD, un reproductor que emita los sonidos que éste contiene. También podemos pensar en el caso de un libro que esté escrito en otra lengua. Para entender su significado necesitaríamos otro mecanismo de decodificación: conocer ese idioma.

Ahora bien, en nuestro día a día nos encontramos rodeados un sinnúmero de situaciones, de procesos, de información al fin y al cabo. Es la realidad que nos rodea. Para comprender una ínfima parte de ella nos hacen falta muchísimos mecanismos, la mayoría de los cuales actúan afortunadamente en nuestro inconsciente sin necesidad de que tengamos que reparar constantemente en ellos.

No obstante, para conocer aún más el escenario de nuestras vidas, tenemos que aprender a hacer uso de la razón. Por tanto, la escuela debería ocuparse de aportarnos no sólo información sino los medios para que nosotros mismos pudiéramos obtenerla. Es decir, enseñarnos a ser críticos. De ello precisamente se encarga (o encargaba) la asignatura de filosofía.

De nuevo volvemos a formularnos otra pregunta, ¿qué es "criticar"? esta palabra viene del griego y significa discernir, hacer un juicio. Criticar será útil para renovar nuestra mirada al reflexionar y reinterpretar las explicaciones que habitualmente recibimos sobre la vida, el mundo y la sociedad. Nos servirá para distinguir diferentes niveles de una misma realidad, sus cimientos y bases psicológicas, sociales e históricas y descubrir en ellos nuestros condicionamientos, lo que nos aplasta y lo que nos libera (G. Fourez).

El acercamiento a estos condicionamientos nos permitirá hacer una autorrevisón de nosotros mismos, seguida de una deconstrucción, es decir, descubrir que un concepto se compone siguiendo un proceso histórico y mediante la acumulación de metáforas, por lo que aquello que dábamos por hecho, lo que aparentemente era incuestionable deja de ser tan evidente.

Estos procesos nos harán más conscientes de nosotros mismos, de lo que somos, de por qué lo somos. Y es la consciencia de ser lo que, al fin y al cabo, nos hace libres, lo que nos permite cambiar, desarrollar nuestras capacidades y lo que nos conduce en última instancia al progreso.

No obstante, volviendo al ámbito educativo, la asignatura de filosofía pasará a un segundo plano a pesar de todo lo que nos aporta ya que dejará de ser troncal en bachillerato. Teniendo en cuenta que se imponen asignaturas en un programa al estimarlas útiles para el bien de la sociedad (tratándose siempre del "bien" como los organizadores de formación se lo representan, de acuerdo con sus proyectos e intereses) ¿será que no asocian el bien con la libertad y el progreso?

Respecto a esto, cada uno puede formarse su propia opinión (siempre que su educación les haya enseñado a pensar críticamente). Lo que es innegable es que la filosofía nos puede dar las claves para aprender a interpretar mejor el mundo que nos rodea.



Elena Galván Barrilero