El momento exacto en el lugar exacto

Lo tenía decidido debido a mi ya larga experiencia al respecto. No voy a esperar más hasta que me muera de ganas. Iré al baño en cuanto sienta los primeros indicios. Pero este buen propósito siempre se me olvidaba y vuelta a las andadas. Por cierto, podía aguantarme, mal que bien cuando estaba lejos, pero en el momento en que me acercaba a un baño, mis riñones ya no aguantaban más y reclamaban el trasvase inmediato. Bueno, es algo curioso que no viene al caso, cosas de la fisiología y de la psique, pienso. El caso es que esa mañana me decidí: ya, Rosi, ya, en el momento en que tengas el primer asomo buscas un bar o lo que sea. Incluso, te digo más, sin ningún síntoma también: seguro que algunas gotas salen y eso te evita la acumulación perentoria. Entonces ha sucedido esta mañana que ya me iba de casa, tarde y loca como siempre que me gana el tiempo, pero pensé, Rosi, al baño, lo cual me retrasó unos tres minutos más. Luego hice el trayecto habitual. Cuando llegué a la fuente miré el edificio donde trabajo reducido a polvo y cascotes, qué locura. Ese era el enorme estruendo que había escuchado al salir del autobús tres minutos antes.

Rosi