WHITE

Un folio en blanco es el claro ejemplo de que la muerte ha llegado demasiado lejos. 

Por eso, los martes, no todos, gasto parte de la pensión, en comprar algunos paquetes de folios. Busco sobre todo los que provienen de los países escandinavos; tíos rubios y altos talando árboles. Cortan, replantan, vuelven a cortar...joder, y todo para hacer que el mundo se llene de nívea e inútil celulosa prensada. Antes, al menos, la técnica mixta de limpiarse el culo suponía un consuelo, pero ahora, ahora la humanidad clarea su ojete con dispositivos móviles. Es acojonante. Con lo que rascan. Creo que he perdido el hilo; decía que compro paquetes de folios suecos. Los abro, extraigo las quinientas unidades que contienen, escribo en cada una de ellas con un Rotring del cero cinco y en letra mayúscula y clara "Un implante capilar no te salvará de la vejez", para a continuación volverlas a introducir en su profiláctico y con camaleónico disimulo, depositarlos en el mismo lugar en el que los adquirí: "Hiper@papelería. Antonio.bad". 

Después en casa, cenando una lata de mejillones en escabeche "Palacio de Oriente", me pregunto si mi esfuerzo sirve de algo; son momentos crespuculares, gilipolleces de última hora, pero me joden.

Esta tarde, asomado a la ventana del salón, después de haber pensado acerca de mi presente orientación sexual, he observado como un joven con aspecto universitario, se cagaba en San Pito Pato, después de haber adquirido uno de los salvadores paquetes. Claramente no entendía el mensaje.

He vuelto a perder el hilo; hablaba del blanco, un insulto que ya nadie sabe rellenar. Malditos suecos.

COPRIS