Una cena en casa de los Arjona

Fuimos a cenar a casa de los Arjona, una pareja maravillosa. A Eduardo le repatea Laura, dice que no la soporta, estuvo toda la tarda refunfuñando, joder, qué coñazo, no aguanto a esa mujer, es la clásica tía que va de fenomenal y luego te jode, Laura te jode cuando no te lo esperas, parece maja y muy lista y puede que lo sea, lista, pero no me fío, se que es desagradable cuando tienes un poco de confianza con ella, detesto a ese tipo de personas. Vale, ya lo has vuelto a decir, odias a Laura, ya lo se, pero nos hemos comprometido y tenemos que ir esta noche a cenar con ellos. A mi Laura me parece una mujer inteligente, agradable, guapa y además tiene unas tetas maravillosas, como a ti te gustan. Seguro que son operadas. Pues no, Alberto, no son tetas operadas porque se balancean ¿Se balancean y por eso no son operadas? ¡Vamos, no se de dónde te sacas tu esa teoría! ¡Se balancean! Pues si, Alberto, las operadas son más rígidas que las de Laura... Fuimos a cenar, Alberto estuvo cómodo, incluso simpático. Noté que le miraba el pecho a Laura y luego a mi, sonriendo. Volvimos tarde a casa, con el estómago algo revuelto, tanto que Alberto entró en el baño. Se dejó el móvil encima de la mesa y llegó un wasap. Era de Laura y decía: “Espero que tu mujer no se haya dado cuenta de lo nuestro. Eres maravilloso, Alberto. TQ”.

Rosi