Premeditado

Me llamó Ucranio para decirme que fuera urgentemente a la Villa de don Cósimo y remarcó varias veces que fuera “yo solo”. Llamé a los locos de la jauría y les puse en guardia: “Ya ha pasado, todos alertas para la operación”. Les di las instrucciones y me presenté en la villa desarmado con la mejor de las sonrisas y un regalo para doña Bombona, como la llamábamos nosotros siempre tan redonda y vestida de rojo bombona. Yo le gustaba a la mujer del capo pero no quería meterme en más líos y menos por semejante adefesio. Otra cosas es su hija la Bombonita, esa no de bombona sino de bombón que siempre estaba tan glamorosa rosa en la piscina o en la sauna. Por la Bombonita sí me juego yo la jubilación de la vida que ya es mucho decir, o todo. Ucranio estaba en la puerta con su traje a rayas y la peor de las caras, me cacheó con mala hostia y me dijo: “anda entra, el jefe te espera”. Buenas tardes, don Cosi, no esperaba que volviéramos a vernos hasta el próximo mes. Olivio, dijo, estoy hasta los cojones de vuestras remesas, son las únicas que llegan mermadas de peso… Será algo insignificante, dije, la merma, porque al pesarlas nosotros están recién recibidas de Colombia, húmedas y… ¡Cabrón, insignificante! ¡Doscientos gramos por kilo! ¿Eso os parece insignificante?: ¡dos kilos, Olivio puto de los cojones! ¡Eso no es una merma por la humedad, ese es un robo y lo vais a pagar. Quiero doce mil euros esta tarde antes de las nueve! De manera que márchate por donde has venido y vuelve con la pasta tu solito y desarmado. Puerta.

Cogí el coche, llamé a los chicos por el móvil mientras conducía fuera ya de la villa, joder Cantabalas, lo planeado, ni merma ni hostias, don Cosimino quiere doce mil esta tarde… Pues va a tener doce mil balas ese cabronazo, todo según el plan previsto, hemos doblado el pelotón de la jauría, somos casi cien tíos. Vale, Canta, vete ultimándolo todo que voy para allá. En ese momento vi el cañón del arma de Ucranio por el retrovisor, su arma y sus dientes en el asiento trasero de mi coche. No sabía el muy gilipollas que estamos preparados para eso y para más, accioné la palanca, apareció la cuchilla y le atravesó el pecho contra el respaldo: adiós, amigo, dije. Llamé otra vez a Cantabalas, ¡Canta, otra vez ha funcionado tu invento, el muy gilipollas del Ucranio va a caballo más derecho que una vela en el asiento trasero, prepara el garaje y llama a Nello para la limpieza, vale jefe, también está preparado el asalto a la Villa. ¿Has hablado con la Bombonita? La he mandado un wasap. Está también lista, Olivio. Esta noche de verano nos bañaremos todos en la piscina de la Villa. 

Lago