Cataluña: Aplicación del artículo 155 de la Constitución, o diálogo

Una frase que bien recuerdan los ciudadanos catalanes que vivieron la represión del franquismo, porque ponía precisamente el punto final a esta etapa. Desde ese instante, las reivindicaciones catalanas han sido constantes y más o menos escuchadas por los Gobiernos del momento.

La sensación del presente con Mariano Rajoy es como cuando se tiene un hijo a quien le vemos jugar continuamente con internet y pasamos un poco de él porque así no da guerra con el balón, el escondite, o las carreras de bicicleta. Lo tenemos tranquilito en la habitación contigua y aunque todo el mundo nos dice que esto pudiera ser peligroso, nuestra comodidad nos induce a dejar pasar las horas.

Hoy una grave crisis democrática azota el país, que implica una ruptura de la unidad nacional, uno de los pilares de nuestra Carta Magna,  que dibuja el Estado Español, como “patria común e indivisible de todos los españoles”.

Ahora podemos criticar los apoyos o no apoyos a las Proposiciones No de Ley (PNL) presentadas por Ciudadanos, las redadas a las imprentas para inmovilizar publicidad inconstitucional, requerimientos a políticos de referencia e incluso en las últimas horas, detenciones. Hoy está vigente más que nunca “O estás conmigo o contra mí”. Ahora hay quien se da cuenta que todas esas horas en el cuarto del ordenador no fueron productivas para la educación familiar, sino que fueron todo un máster para la educación aislada e independiente de uno de sus miembros.

El problema de fondo desde hace cuarenta años ha sido la incomunicación. La rebeldía hará que se lleven las acciones hasta sus últimas consecuencias y el cuidado no dedicado en su momento desembocará en una situación de represión imperativa como es la de la aplicación del artículo 155 del texto constitucional. 

Este miércoles se debate en todos los foros políticos la procedencia de la aplicación del artículo 155 que impone la adopción de cuantas medidas se consideren necesarias para obligar a una Comunidad Autónoma al cumplimiento forzoso de sus obligaciones constitucionales para la protección del interés general, previo requerimiento al presidente de la comunidad autónoma, en este caso Cataluña,  con la aprobación de la mayoría absoluta del Senado, que dispone holgadamente el Partido Popular.

Pero es que antes de llegar a la “guerra”, debería existir el dialogo. Intentar buscar una solución que agrade a ambas partes, pero sobre todo bajo la tutela del marco legal vigente en la actualidad en nuestro país, que no es otro que la Constitución. Incluso si se tratará de la modificación de la Constitución. Lo importante en este caso, para mantener la unidad, no es la aplicación de la fuerza, sino la capacidad de entendimiento y empatía de unas comunidades con las otras y de estas con el Estado.

Hoy se critica al Partido Socialista por no haber asumido la firma de la proposición no de ley presentada por Ciudadanos, pero es que el PSOE defiende el “dialogo” y no la imposición por la fuerza. La solución al conflicto de Cataluña no puede ser un talón en blanco a Rajoy cuando el error ha sido la falta de diálogo, ya que hoy tenemos un joven en la habitación contigua haciendo de las suyas con el ordenador porque no le dedicamos algo de nuestro tiempo en el pasado para preguntarle por sus inquietudes.

En Cataluña, solo tenemos dos soluciones posibles: La aplicación del artículo 155 de la Constitución española o el DIALOGO, salvo que el Partido Popular nos explique si tiene alguna otra varita mágica escondida en la manga que ponga fin a esta tremenda situación. 

elObservadorDCLM