Mitos y supersticiones manchegas: el Tío Camuñas / Marcel F. de San Andrés

¡Que viene el Coco! es una expresión que siendo niños hemos escuchado de nuestros padres, aunque en La Mancha era más habitual escuchar ¡Que viene el Tío Camuñas!

Francisco Sánchez Fernández (11 de septiembre de 1762, Camuñas, Toledo–13 de noviembre de 1811, Belmonte, Cuenca), más conocido como Tío Camuñas o Francisquete, fue uno de los más activos guerrilleros manchegos contra la ocupación napoleónica. Francisco llevaba una vida tranquila en su Camuñas natal, donde se casó con Águeda María Martín, con quien tuvo seis hijos. Pero su vida cambió por completo con la invasión napoleónica en 1808, cuando su hermano Juan Pedro, por quien Francisco sentía devoción, se vio envuelto en la violenta muerte de un concejal afrancesado. Esto ocurría el 23 de abril de 1809 y un mes después, Juan Pedro fue capturado por los franceses y colgado en una de las aspas del Molino Viejo, que aún se conserva en Camuñas con el nombre de Molino de La Unión.

La muerte de su hermano coincide con la de José Galán y José Martín, asesinados en sus casas por las tropas francesas, que un mes antes habían colgado del balcón del ayuntamiento a Juan José López de la Oliva y Victoriano Carreño. Dos meses después fallece su hijo Francisco, con apenas 10 años de edad, no pudiéndole hacer más exequias que la sepultura ya que seguían los franceses en Camuñas.

Así, agravio tras agravio, Francisquete va acumulando odio hacia los franceses y decide vengarse, para lo que reúne una cuadrilla de 30 hombres, todos buenos jinetes y buenos tiradores, dedicándose, con su partida que llegó a superar los 200 jinetes armados, a recorrer las sierras, valles, trochas y desfiladeros desde Jaén hasta Madrid -el llamado Camino Real-, haciendo una eficaz guerra de guerrillas. Su fama de bravo combatiente pronto empezó a correr por las tropas francesas, hasta el punto que sólo mencionar su nombre infundía temor. Eran los propios franceses quienes gritaban horrorizados: ¡Que viene el Tío Camuñas!

Finalmente, el 15 de octubre de 1811 fue capturado y fusilado en las murallas de Belmonte. El general francés D’ Armagnac, para honrar al contrario caído, mandó que se le rindieran honores y le enterraran con sus armas en la Iglesia Colegial de Belmonte.

En el caso del Tío Camuñas nos encontramos con un personaje real que siendo en origen un héroe nacional se convirtió en un “monstruo asusta niños”. Pero, ¿si se trata de un héroe como es que su nombre se usa para asustar a los niños? No se sabe exactamente como se llega a este punto, seguramente por la mitificación francesa del guerrillero, al que se le adjudicaron todo tipo de crímenes y monstruosidades. Lo cierto es que es un ‘coco’ genuinamente manchego y que desde nuestra tierra hemos exportado al resto de la península ibérica.

Camuñas, el coco, es un personaje muy conocido, con características semejantes a las de los ogros, que en algunos lugares vive escondido en el desván o en el tejado y se lleva a los niños para comérselos. En Cataluña es identificado en ocasiones con un animal de largos dientes y boca grande con la que engullía a los críos; otras, al igual que en el Pirineo de Huesca, se identifica con un diablo. Quizás sea, junto al Tío del Saco, el asustaniños más popular, pues sus infamias son conocidas en toda la geografía española.

En Alcudia-Sierra Madrona se dice que “vive en los tejados o desvanes, de los que baja para llevarse críos y crías”. En algunos pueblos de La Mancha, se decía “pareces el Tío Camuñas” para referirse a alguien desaseado y astroso. En los Montes de Toledo se asusta a los niños con la frase “que te lleva Camuñas”.

Carlos Villar Esparza aporta los siguientes testimonios: en Villanueva de los Infantes es imaginado como un “hombre con forma de diablo, con nariz y uñas muy largas y ojos brillantes” (...) “hombre de aspecto horrible, manos huesudas y alargadas” (...) “hombre con forma de diablo, aspecto demoníaco, tenía mando y poder para asustar a las personas”. En Torre de Juan Abad alguna abuela lo asemejaba: “a un monstruoso animal de formas imprecisas, de gran tamaño, largas guedejas, con descomunales dientes de lobo y pavorosas uñas”. Un vecino de Almedina recuerda como su abuela se lo mentaba con: “figura de ogro repelente que entraba, sin llamar, en los hogares, para llevarse a los niños cansinos y obstinados, para devorarlos en su ignorado cubil”.

En uno de los penitenciales alemanes del año 1000, el de Burchard, obispo de Worns, se recoge la siguiente afirmación: “cualquier hombre en el día de su nacimiento y gracias al poder otorgado por las tres míticas parcas, podía transformarse a voluntad en un Camuñas”. Desgraciadamente no se facilitan más noticias sobre su figura y acciones, aunque si incorpora nuevos argumentos al misterioso origen del coco manchego.

También existe la versión femenina, conocida como La Camuñas, que en Albaladejo es descrita como: “espectro femenino poseedora de los mismos atributos y naturaleza que Camuñas, el Tío Camuñas”.

Marcel Félix de San Andrés Sánchez