Aulas Interactivas (Por Julio García-casarrubios Sainz)

Por Julio García-casarrubios Sainz

Primero volver a insistir en que la sociedad debe mejorar en el nivel de estudios, para que sus hijos se adapten a un sistema de aprendizaje. La mejora en el nivel de estudios de nuestros alumnos redundará mañana en la de sus hijos, cuando ellos sean padres. Más datos. La periodista especializada en temas de Educación, Milagros Pérez Oliva publicaba hace algún tiempo: "En las familias en las que al menos uno de los padres tiene estudios postobligatorios, la tasa de abandono escolar es del 15%. En las que ninguno de dos los tiene —suelen ser también las familias con menos renta— la tasa sube al 45%".

Esto en cuanto a los factores que se dan fuera del aula. Pero hay también factores que se producen dentro de nuestras aulas, y que influyen decisivamente en el proceso de aprendizaje. Lo hemos dicho en otras ocasiones, pero no dejaremos de insistirlo porque es un error muy extendido: "La segregación de alumnos por niveles". Todavía existen un gran número de personas dentro de la comunidad educativa, convencidos de que separando a los buenos de "los menos buenos", se mejora el proceso de aprendizaje, y se logra un mayor nivel de excelencia.

Lo hemos dicho, y lo seguiremos diciendo: además de ser moralmente impresentable, es un error a la hora de la eficacia. Moralmente impresentable porque supone a priori, la marginación de un sector para que el otro progrese a gusto y sin entorpecimientos. Lo hemos dicho y lo seguiremos diciendo con toda la crudeza que haga falta. Los profesores no están separados los buenos de "los menos buenos"; la sociedad no va a separar a esos alumnos. Mañana tendrán que convivir desempeñando cada uno su papel con toda dignidad, con respeto y tolerancia.

Pero es que además no es eficaz. Hay ya numerosos estudios que demuestran que ni los "buenos" se desarrollan mejor en la mal interpretada excelencia, ni "los menos buenos" solucionan su problema de desarraigo, de desubicación, de falta de adaptación. La solución está en organizar aulas interactivas. Aulas con una ratio que no supere los quince o veinte alumnos; aulas que se organicen en grupos interactivos. Grupos que tomen la iniciativa de proponer y realizar sus propios trabajos; grupos que vean cumplidas sus aspiraciones; grupos que sepan progresar cada uno a su ritmo sin la espada de Damocles de los exámenes y las calificaciones.

Alumnos que, si son capaces de rendir como ocho, que rindan como ocho, proyectándose ellos mismos; alumnos que rindan como cinco, si su capacidad está en ese nivel. Pero nunca esa diferencia puede significar mejor calificación, ni mucho menos distinciones o marginaciones. Cada uno progresa en el campo y nivel que él quiere, que él se marca, en el campo que él se siente motivado.

Julio García-Casarrubios Sainz
Valdepeñas. Ciudad-Real

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